Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía.
Pablo Neruda
Al árbol que florece en estos días quisiera parecerme
y mostrar los primeros signos del verdor que se aproxima,
la alegría irreprimible de la vida en sus primeros pasos,
la fuerza misteriosa que tuve para seguir creyendo
cuando no tenía nada excepto juventud.
Mas no puedo reprimir estos pensamientos que se tiñen
de una vaga melancolía que no se muestra
y que se adueña
de un poeta sin voz cansado y roto
que se empeña en seguir buscando la pasión
en la ciudad más fría que el sol alumbra.
En un corazón que aún reclama las horas
ardientes, sudorosas en el sopor de julio,
cuando no supo
recorrer el camino que llevaba a un beso
y se quedó llorando del mar las lejanías.