Pasan las tardes y vuelven los amantes,
como los gorriones sedientos de tejados.
Es preciso decir que la vida es difícil,
que el deseo es erróneo, que oscurece las notas
de un loco que insistía, y aún siente en el piano,
ahora que no toca las teclas de tu piel.
Los laureles de hoy serán sombras mañana,
mientras siguen los barcos flotando en la bahía,
la rutina en la calle, la muerte en el pecado.
(Bahía Sur - Poema de la Duda - Mayo 2011)
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