Leopoldo María Panero un poeta en busca de luz
Quise
enviarle estos versos a una princesa que hablaba en la radio de su poesía y
decirle que mi amigo Leopoldo María me había enviado este poemilla absurdo para
que no me muriera, después de lo que él me dijo, decidí volver al trabajo, y
aquí estoy, como un vampiro escribiendo
en la noche, porque no tengo tiempo y
tentando al destino que me aguarda. La princesa me volvió la espalda, Leopoldo
María me dijo que aguantara, que soy de los buenos, no le hice mucho caso
porque está loco y no sabe lo que dice. Ella es famosilla y sin decirme nada me
envió toneladas de indiferencia.
Aquí estoy yo,
Leopoldo María Panero
hijo de padre
borracho
y hermano suicida
perseguido por los
pájaros y los recuerdos
que me acechan cada
mañana
escondidos en
matorrales
gritando porque
termine la memoria
y el recuerdo se
vuelva azul, y gima
rezándole a la nada
porque muera.
Hay
un velo entre las ruinas de mí mismo.
(Leopoldo María Panero –
Esquizofrénicas)
Intento reconstruirme
como el hombre
que sale del penal por pequeños delitos
que asustan a la buena gente,
sin dirección, sin número de teléfono,
sin los pechos mordidos de su amante
que se puso un velo
para recibir al dios más implacable.
Ya no canto al amor como solía
y, atravesando la fría noche de mi alma,
me enamoro
del silencio primitivo de mi barrio,
sin luces ni farolas.
Me abandonó la estrella
que brillaba en tus ojos
y canto
para no morir,
por abrir las ventanas
que, en esta hora
de dolor y amargura, me cerraste.
(Octubre 2009 - Poemas de la
locura)
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